En pleno fervor por mitigar el impacto ambiental de los plásticos, han emergido ahora numerosas propuestas que sugieren la sustitución de este material por alternativas que, en teoría, serían más ecológicas.
El regreso al uso de materiales tradicionales como el papel, el vidrio y los metales cobra fuerza en todo el mundo, no obstante, esta tendencia hace surgir una pregunta crucial: ¿Es esa la mejor solución para enfrentar el desafío ambiental que representan los plásticos?
EL VERDADERO IMPACTO DE SUSTITUIR EL PLÁSTICO
En el escenario actual, la preocupación por el ambiente es innegable y requiere de una atención pronta y adecuada. Como respuesta a esta inquietud ha crecido la tendencia de sustituir el plástico por otros materiales, como el papel. Un ejemplo claro se observa en algunas cadenas de supermercados, donde las bolsas de plástico en la sección de frutas y verduras han sido reemplazadas por bolsas de papel, como las del pan, pero de mayor espesor y peso.
El papel, un material reciclable y de origen no petroquímico, ha ganado la aprobación del público, que aplaude este cambio. No obstante, esta sustitución pasa por alto un aspecto crítico que muchos desconocen: las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
Para quienes aún no están familiarizados con este concepto, los GEI son un factor clave para evaluar la sostenibilidad de una opción, ya que miden la cantidad de gases, principalmente de CO2, emitidos en todas las etapas de producción de un producto, desde la extracción de materias primas hasta su fabricación y transporte.
Por cierto, este análisis forma parte del Análisis o Evaluación de Ciclo de Vida (ECV), que también incluye procesos de reciclaje o reutilización.
Al comparar productos de idéntico uso, como las bolsas de acarreo, es sorprendente descubrir que la mayoría de las alternativas al plástico generan más GEI que el propio plástico. En el caso específico de las bolsas, la producción de plástico emite un 80% menos GEI que su equivalente en papel.
COMPARATIVO DE LA VIABILIDAD DEL PLÁSTICO VS. OTROS MATERIALES
Existen varios análisis de ciclo de vida (ECV) que respaldan esta afirmación. Por ejemplo, un estudio realizado por la Universidad de Sheffield, en abril de 2024, concluye que en 15 de 16 aplicaciones estudiadas en diversos mercados, las opciones en plástico generan entre un 10% y un 90% menos GEI que otros materiales, como se ilustra en la tabla 1. Solo los tambores industriales demostraron ser más viables en acero, debido a su durabilidad y reciclabilidad que el plástico.
Sin embargo, en la mayoría de los casos, el plástico emergió como la opción más viable. Y eso se debe, en primer lugar, a que los plásticos requieren de menos energía para transformarse, especialmente en comparación con materiales como los metales y el vidrio.
Además, el plástico es más ligero, lo que significa que se necesita menos material para lograr la misma unidad funcional, reduciendo así las emisiones tanto en su producción como en su transporte. Las aplicaciones de envase y empaque son más ventajosas cuando se fabrican en plástico. Paradójicamente, estos productos son también los más criticados debido a su corta vida útil.
A pesar de ello, un reciclaje eficiente puede disminuir de manera notable su huella de carbono. En este mercado, los plásticos tienen una clara ventaja, tanto por su bajo peso, como por la energía utilizada en su fabricación y las menores emisiones de CO2, como se ilustra en la gráfica 1.
REDUCIR EL IMPACTO AMBIENTAL DEL PLÁSTICO: ES UNA CUESTIÓN DE COMPORTAMIENTO, NO SOLO DE MATERIALES
Reducir el impacto ambiental de los plásticos, como las bolsas de supermercado, no se trata solo de elegir, prohibir, recomendar o prescribir materiales específicos. Es fundamental cambiar el comportamiento del consumidor para aumentar la tasa de reutilización y evitar la generación de basura.
En la mayoría de las aplicaciones, sustituir los plásticos por alternativas no plásticas disponibles no es una solución viable para reducir las emisiones de GEI. Aplicar estrategias de sustitución de materiales en el caso de los plásticos rara vez es una opción lógica.
Esto se debe a que las propiedades inherentes de los plásticos —su resistencia, ligereza, facilidad de moldeo, capacidad de personalización y sus relativamente bajas emisiones de GEI— lo convierten en el material preferido para minimizar las emisiones en la mayoría de los productos.
Otra estrategia eficaz es garantizar que los plásticos puedan ser reutilizados o reciclados y que efectivamente lo sean. Las políticas deben centrarse en reducir la demanda de productos de un solo uso, independientemente del material, y evitar señalar a los plásticos como el único responsable del problema ambiental. Es fundamental que no intentemos solucionar un problema eliminando una de las soluciones más efectivas.
Fuente: ambienteplastico.com